Christian de la Fe , Mycoplasma bovis

Tenemos un problema llamado Mycoplasma bovis

Lo sospechábamos, aunque sin tener evidencias claras. Lo intuíamos, por los resultados de los tratamientos en muchas ocasiones. Pero los datos eran escasos o muy limitados. Ahora estamos seguros. Seguros de que tenemos un problema: Mycoplasma bovis.

Los resultados de tres años de trabajo han dado sus frutos*. Los resultados son claros y contundentes. E indican claramente que podemos considerar que este agente, responsable (normalmente junto a otros virus y bacterias) de esa sintomatología respiratoria que afecta a nuestros terneros tras dos o tres semanas en el cebadero, tiene una distribución endémica en el territorio español. ¿Y eso que significa? Que está altamente distribuido en nuestras explotaciones.

Tenemos al enemigo dentro y altamente distribuido

Por momentos, llegamos a pensar en la posibilidad de que el problema nos “viniera de fuera”. La situación de la infección en otros países europeos como Francia, donde las cepas de M. bovis que circulan en los rebaños presentan una elevada resistencia a los antibióticos, podía hacernos pensar en ello. Pero no. Las cepas de M. bovis que circulan en España proceden tanto de los terneros “importados” (no solo de Francia) como de nuestras propias explotaciones. No podemos achacarlo todo solo a los animales que nos entran. Tenemos al enemigo dentro y altamente distribuido. Además, hemos podido averiguar que hay 2 tipos diferentes de M. bovis circulando, y ninguno de ellos es el que predomina en Francia, por ejemplo.

La situación en el ganado lechero no ha podido ser esclarecida porque se han analizado un menor número de muestras, pero hemos podido detectar la circulación del agente en comunidades como Castilla La Mancha, Galicia o Cataluña, además de detectarlo en muestras procedentes de terneros mamones a su llegada a los cebaderos, lo que evidencia que ya portaban ese microorganismo de origen (en algún sitio deben haberse infectado). Al tratarse de mamitis sin posibilidad de cura microbiológica, a nuestro juicio se le debería prestar más atención en el sector lácteo, pero de momento, los datos son escasos. No así en el cebo, donde los datos son abrumadores, y en nuestro caso, se ha detectado la participación del microorganismo en el 90% de las neumonías crónicas analizadas a lo largo del estudio.

¿Y ahora qué?

Tenemos una realidad que no podemos obviar. M. bovis está ahí, llega a nuestros cebaderos y circula en ellos. Es responsable, posiblemente junto a otros virus y bacterias más clásicas, de que la rentabilidad de muchos lotes no sea la que buscamos o directamente, si afecta a demasiados animales, de que perdamos mucho dinero con ellos. Ante esta situación, tenemos dos opciones: no hacer nada o tratar de mejorar otros aspectos que reduzcan el impacto de la infección, pues eliminar a M. bovis, es, a nuestro juicio y ahora mismo, un objetivo inalcanzable.

Además de aplicar tratamientos dirigidos cuando sea necesario, hay que trabajar mucho la sanidad en origen. Sé que puede sonar a chiste en algunos casos, pero es fundamental. Si los animales no vienen bien encalostrados y vacunados, más difícil es controlar lo que sucede en los cebaderos.

La infección por M. bovis es el clásico proceso multifactorial (donde influyen muchas cosas, no solo la bacteria o el animal, sino todos los factores externos que rodean al individuo). Así, esa fase inicial en la vida de los animales, junto a todos los factores que ocasionan estrés en los individuos (incluyendo el transporte a los cebaderos) son factores fundamentales que explican, junto a la presencia de bacterias o virus más o menos patógenos, que los síntomas que observemos en los lotes sean más o menos graves o que haya un mayor número de individuos afectados. Hay que trabajar mucho en bioseguridad, a la par que tratar de conocer mejor como se desarrollan las infecciones de todos estos microorganismos, al objeto de buscar nuevas vías de trabajo y soluciones que puedan.

Ya lo sabemos, no hay excusas. M. bovis es endémico. Es un problema. Recuerden: buen encalostramiento y sanidad en origen, un transporte y trasiego a los cebaderos lo más rápido y menos estresante posible, mezclar animales de diferentes orígenes lo menos posible, tratamientos dirigidos cuando sean necesarios, bioseguridad y limpieza. De momento, poco más podemos hacer mientras buscamos otras soluciones. No hay soluciones mágicas, solo trabajo.

Referencias

*Ana García-Galán, Laurent-Xavier Nouvel, Eric Baranowski, Ángel Gómez-Martín, Antonio Sánchez, Christine Citti y Christian de la Fe. Mycoplasma bovis in Spanish Cattle Herds: Two Groups of Multiresistant Isolates Predominate, with One Remaining Susceptible to Fluoroquinolones. Pathogens, 2020, 9(7), 545.