El consumo de carne de vacuno durante el coronavirus
La crisis sanitaria del coronavirus ha cambiado el panorama de todos los sectores. Y el de la carne de vacuno no ha sido una excepción.
¿Cómo ha sido la labor de los ganaderos durante el coronavirus?
Tanto la agricultura como la ganadería son considerados sectores esenciales, de los que dependemos todos para nuestra alimentación, y muchos han sufrido o están sufriendo los efectos de la crisis.
Muchos han solicitado medidas muy necesarias. Entre ellas: la activación del almacenamiento privado de piezas nobles, los mecanismos de intervención en el caso del vacuno mayor o facilitar una línea de ayudas a los productores.
Pero esto también ha puesto de manifiesto lo importante que es su labor día a día. Han seguido atendiendo sus actividades, sin la posibilidad de teletrabajo como muchos otros, y asumiendo grandes costes derivados de la producción y las explotaciones.
El sector cárnico durante el COVID-19
El sector cárnico ha trabajado al 100% como muchos otros y dedicado todos sus esfuerzos durante el confinamiento. Tal ha sido así, que se han elaborado 130.000 toneladas semanales de carne y unas 20.000 de productos cárnicos durante la crisis. De modo que, a pesar del cierre de la hostelería y la restauración el sector ganadero ha reforzado su producción cumpliendo con los máximos estándares de sostenibilidad, calidad y bienestar animal.
Con todo ello, el consumo de carne en los hogares tras la declaración de alarma se incrementó en todas las categorías durante la quinta semana de confinamiento (13-19 de abril) hasta ser un 45,2 superior al de la misma semana del año anterior. Especialmente destaca el incremento de la compra de carne de ovino y vacuno.
El consumo de carne de vacuno
Al principio de la crisis se produjo un repunte en las ventas provocado por el miedo general al desabastecimiento que fue seguido de una caída general en el consumo de carne.
En el vacuno, la afectación ha venido principalmente por el cierre de la restauración y del Horeca, que no ha ayudado a mejorar la situación. Esto, ha provocado una mayor dificultad para vender las piezas que tienen más valor, ocasionado una disminución de los precios de toda la carne de vacuno que ha afectado desde su producción hasta la venta. Es cierto que, el sector está acostumbrado a resistir crisis de todo tipo, pero las medidas que han tenido que tomarse han sido nuevas para todos los sectores.
Actualmente el consumo de carne de vacuno envasada ha aumentado sus ventas debido a las restricciones actuales sanitarias, mientras que ha disminuido su venta directa en carnicerías.
Nuevos hábitos de consumo en el sector cárnico
El consumidor está cambiando sus hábitos de consumo. Las conocidas “marcas blancas” ha ganado peso frente a las del fabricante, y después de esta crisis será más sensible al precio. Por lo que, las piezas nobles del vacuno seguirán viéndose afectadas después de la crisis, siendo de preferencia para el consumidor las piezas de categoría B: como la aguja, el morcillo o la aleta. Así que el precio del vacuno deberá seguir siendo más bajo de lo normal afectando.
Por otro lado, las ventas de productos alimentarios online y la utilización de canales cortos de comercialización también han ganado fuerza estos meses. Por lo que muchos negocios han ofrecido la posibilidad de comprar carne de vacuno de calidad online. De este modo, la producción sale adelante y las ventas continúan activas, siempre asegurando los estándares de calidad, salud y desinfección que se han vuelto tan importantes estos meses.
¿Qué se espera en el futuro?
Al ser una situación sin precedentes y aún estar atravesando esta crisis sanitaria, es difícil hacer una estimación. Por el momento, los expertos aseguran que la crisis durará al menos hasta 2021.
Lo que sí sabemos es, que el consumo de carne de vacuno sigue considerándose de primera necesidad por formar parte de una dieta equilibrada. Por lo que, aunque sea un momento difícil conseguirá recuperarse con el paso del tiempo.