La reposición en vacuno de carne, ¿recría de novillas del propio rebaño o compradas?
La primera pregunta que debe plantearse un ganadero a la hora de realizar la reposición de sus vacas nodrizas es qué conviene más, si recriar las novillas procedentes de su propia explotación o adquirirlas a otras ganaderías.
Recría de novillas del rebaño
Ventajas
- El conocimiento de la genealogía y las características de los padres: facilidad de parto, capacidad de cría, comportamiento y docilidad
- Las garantías sobre el estado sanitario, tanto del propio animal como del conjunto del rebaño
- El control total sobre el desarrollo del animal, en todas sus fases
- La óptima adaptación al entorno productivo en el que desarrollará su vida adulta
Inconvenientes
- Debe prestarse atención a la consanguinidad entre reproductores procedentes del mismo rebaño
- Es difícil incorporar la mejora si no se introducen toros de origen ajeno o se practica la inseminación artificial
- El lote de recría consume recursos alimenticios, necesita instalaciones y pastos propios, y requiere un manejo diferenciado del resto del rebaño
- Las posibilidades de tener un número suficiente de hembras de calidad, en un lote homogéneo que facilite su manejo, dependerán del tamaño del rebaño y la distribución de partos
Adquisición de novillas ajenas
Ventajas
- Libera espacio, recursos alimenticios y trabajo en la explotación
- Si se utilizan toros cárnicos sobre hembras en pureza o de otras líneas, facilitan un mayor uso de los cruces sobre todas las vacas para incrementar el valor de los terneros vendidos
- Aportan genética nueva y potencialmente mejorante al rebaño
Inconvenientes
- Menor control sobre la genealogía y sus características productivas
- Necesario incrementar las medidas de bioseguridad: diagnósticos previos, protocolos vacunales y cuarentenas para evitar riesgos sanitarios
Antes de tomar la decisión de la reposición en vacuno de carne
En función del tamaño de rebaño, el ganadero debe planear el número de novillas de necesarias, con una antelación de 2-2.5 años hasta que tengan su primer parto. Normalmente, la tasa de reposición en vacuno de carne debería estar en torno al 15%.
El tipo de paridera practicada en el rebaño condiciona la disponibilidad de terneras para la recría. Según la época en que se producen los partos, y si son parideras concentradas, se podrán formar lotes homogéneos de recría que tengan su primer parto en fechas acordes con el calendario general de manejo de las vacas adultas.
Por otra parte, hay que valorar si se está satisfecho con la calidad actual del rebaño adulto, vacas y toros, ya sean líneas de vida o para la producción de carne. En caso contrario, será necesario incidir en la mejora genética del rebaño incorporando machos mejorantes (vía monta natural o inseminación) y recriar a sus hijas, o adquirir novillas de explotaciones mejoradas.
Por último, pero no menos importante, debe valorarse la disponibilidad de recursos para la recría en la propia explotación. El ganadero ha de estimar si dispone de alimento suficiente y a precio competitivo para mantener el rebaño adulto en producción y a las novillas de reposición. También debe prever el uso de alojamientos y pastos diferenciados, que permitan un manejo específico de estos animales con necesidades nutritivas muy diferentes al resto del rebaño, y el uso de machos adecuados para su cubrición.
En definitiva, se trata de una decisión con criterios tanto técnicos como económicos. El fin último es tener un lote de animales de reposición en correcto estado sanitario, con las características productivas que desea el ganadero y adaptadas al sistema de manejo de su explotación.