El origen de los animales es importante en la producción de terneros
Estamos acostumbrados a visitar cebaderos donde, simplemente echando un vistazo a los animales, sus crotales o el listado de procedencia de los mismos, nos damos cuenta de la enorme diversidad de orígenes de éstos. No solo nos referimos a animales procedentes de explotaciones diferentes dentro de la geografía española, sino que es habitual que convivan terneros asturianos o extremeños con terneros franceses, rumanos o de cualquier otro país.
Pero no solo observamos esa variabilidad a nivel de un país u otro, sino que al darnos una vuelta y visitar los lotes de cualquier cebadero, vemos que, en algunos casos, conviven individuos procedentes de provincias o departamentos diferentes de dicho país, donde a su vez, probablemente, hayan sido agrupados animales recogidos en muchas explotaciones más o menos distantes. Pero no se trata de un aspecto de geografía o de gustos en referencia a las características de los animales con los que trabajamos.
Hablemos desde el punto de vista sanitario
Más allá del costo económico mayor o menor de la adquisición de los animales, independientemente de su origen… ¿Qué nos puede suponer esa variabilidad a nosotros, productores de carne de vacuno, desde el punto de vista sanitario? Ahí está el aspecto más importante. Y es que tenemos que concienciarnos de que puede suponernos mucho. Principalmente, puede originar cuantiosas pérdidas económicas y generar situaciones clínicas difícilmente recuperables en algunos lotes, que se vuelven un verdadero quebradero de cabeza.
¿Por qué? Porque cuanto mayor sea la diversidad en referencia al origen de los animales que adquirimos, más probabilidades tenemos de estar enfrentándonos a un conjunto de animales que, si bien conforman el mismo lote, realmente son muy diferentes entre sí desde el punto de vista sanitario. Vamos a enumerar algunos factores importantes a considerar:
- Agrupamos animales que han nacido en sitios diferentes, que se han encalostrado de una u otra manera, que han seguido un protocolo idóneo de vacunación o en otros casos no han recibido ninguna vacuna, de edades y razas diferentes.
- Son individuos cuyo sistema inmune ha estado en contacto con agentes infecciosos diferentes, algunos de los cuales pueden aun permanecer en el animal cuando llegan al cebadero, por lo cual, sus defensas ante un mismo “problema” no son las mismas, sino que dependen de su “experiencia anterior”.
Es importante indicar qué, incluso habiendo convivido con agentes patógenos que puedan ser el mismo (en nombre y apellidos, por ejemplo, Staphylococcus aureus), la variabilidad existente en las bacterias que circulan hoy en día en nuestras explotaciones, tan de moda ahora con las resistencias a los antimicrobianos, pueden hacer que dos bacterias que se llamen igual sean, en realidad, diferentes en muchos aspectos. Esto motiva que los tratamientos sean más o menos eficaces o que se presenten más o menos problemas clínicos en función del lote afectado. De hecho, hay que considerar que los animales pueden haber contraído enfermedades diferentes en su rebaño de origen (por poco tiempo que haya pasado allí), que a su vez sean diferentes a las de sus compañeros. Y así, un largo etcétera.
Todo ello, hace que, cuanto mayor sea la variabilidad de los individuos, mayor sea el riesgo de padecer problemas sanitarios graves, sobre todo tras las primeras semanas de su llegada a los cebaderos.
La importancia de la homogeneidad
Todo ello hace que, aunque nosotros manejemos a los animales de la misma manera a su llegada a los cebaderos, la respuesta a los tratamientos o la aparición de problemas respiratorios crónicos y, en ocasiones, irreversibles, sean inevitables independientemente de lo que hagamos, con diferencias importantes entre los lotes.
Es importante tener en cuenta que, si tenemos la posibilidad de elegir la procedencia de los animales que vamos a engordar - lo cual a veces no es sencillo-, cuanto más homogéneos sean los lotes que manejamos en cuanto a su origen geográfico o incluso de la misma explotación, es probable que tengamos menos problemas sanitarios asociados a la mezcla de animales y la interacción de diferentes agentes infecciosos (virus o bacterias). Los animales serán más “homogéneos” sanitariamente.
También es obvio que cuanto mejores sean las condiciones de los animales antes de llegar (bien encalostrados, vacunados, etc.), mejor será su estado inmunológico y será más fuerte a la hora de enfrentarse a la prueba de compartir sus “virus y bacterias” con otros desconocidos.